Sé tener escasez, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para hartura, como para hambre; para tener abundancia, como para padecer necesidad.
Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.
No lo digo porque tenga escasez; pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé tener escasez, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para hartura, como para hambre; para tener abundancia, como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Pero gran ganancia es la piedad con contentamiento. Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.
Sean vuestras costumbres sin avaricia; contentos con lo que tenéis; porque Él dijo: No te dejaré ni te desampararé.
No lo digo porque tenga escasez; pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
Por lo cual me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy poderoso.
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?
Y les dijo: Mirad, y guardaos de la avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
Unánimes entre vosotros, no altivos; condescended para con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
Cántico gradual: de David Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se han enaltecido; ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma, como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma.
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.
Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová, no tendrán falta de ningún bien.
Al Músico principal: A Jedutún: Salmo de David Ciertamente en Dios espera mi alma: De Él viene mi salvación. Sólo Él es mi Roca y mi salvación; Él es mi defensa, no seré removido.
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.
Mejor es lo poco con el temor de Jehová, que el gran tesoro donde hay turbación. Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, que de buey engordado donde hay odio.
El temor de Jehová tiende a la vida; y el que lo tiene vivirá satisfecho; no será visitado del mal.
Por tanto, os ruego hermanos por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional. Y no os conforméis a este mundo; mas transformaos por la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Todos los días del afligido son malos; mas el de corazón contento tiene un banquete continuo.
Porque el reino de Dios no es comida ni bebida; sino justicia, y paz, y gozo en el Espíritu Santo.
Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza: Dadle gracias, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad permanece por todas las generaciones.
Y sabemos que todas las cosas ayudan a bien, a los que aman a Dios, a los que conforme a su propósito son llamados.
Me mostrarás la senda de la vida: Plenitud de gozo hay en tu presencia; delicias en tu diestra para siempre.
Tú guardarás en perfecta paz, a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas?
Los que conocen tu nombre pondrán su confianza en ti; porque tú, oh Jehová, no has abandonado a los que te buscan.
Dad gracias en todo; porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí. No me des pobreza ni riqueza; Mantenme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; a fin de que, teniendo siempre toda suficiencia en todas las cosas, abundéis para toda buena obra;
Dando gracias siempre por todas las cosas a Dios y al Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falte, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;
Guarda silencio ante Jehová, y espera en Él: No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por causa del hombre que hace maldades.
Porque sol y escudo es Jehová Dios: Gracia y gloria dará Jehová: No quitará el bien a los que en integridad andan.
He aquí, Dios es mi salvación; confiaré, y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es Jehová, Jehová, el cual ha sido mi salvación.
¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle; Él es la salud de mi semblante, y mi Dios.
cuyo fin será destrucción, cuyo dios es su vientre, y cuya gloria es su vergüenza, que sólo piensan en lo terrenal.
Porque ¿quién te distingue? ¿O qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?
Aunque ande en el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Yo pues, prisionero del Señor, os ruego que andéis como es digno del llamamiento con que sois llamados; con toda humildad y mansedumbre, con paciencia soportándoos los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas, correrán, y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán.
porque la paciencia os es necesaria; para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
Estad quietos, y conoced que yo soy Dios: Enaltecido seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra.
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, experiencia; y la experiencia, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado.
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo.
Mi carne y mi corazón desfallecen; mas Dios es la fortaleza de mi corazón, y mi porción para siempre.
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Y le preguntaron también los soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dice: No hagáis extorsión a nadie ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.
Haced todo sin murmuraciones ni contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios, sin mancha, en medio de una generación torcida y perversa, en la cual resplandecéis como luminares en el mundo;
Y doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor; porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio;
y que procuréis tener quietud, y ocuparos en vuestros propios negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado;
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido; para que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Los ojos de todos esperan en ti, y tú les das su comida a su tiempo. Abres tu mano, y colmas de bendición a todo viviente.
Porque las montañas se moverán, y los collados temblarán; mas no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz será removido, dice Jehová, el que tiene misericordia de ti.
Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de Aquél que nos ha llamado a gloria y virtud; por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.
Y la paz de Dios reine en vuestros corazones; a la que asimismo sois llamados en un cuerpo; y sed agradecidos.
Igualmente, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellos y tome su porción y goce de su trabajo. Esto es don de Dios.
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan. Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla, ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Mas a Dios gracias, que aunque fuisteis esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
Alma mía, espera solamente en Dios; Porque en Él está mi esperanza. Sólo Él es mi Roca y mi salvación. Él es mi refugio, no seré movido.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el cual nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
Aleluya Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él.
Por tanto a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Oh Jehová Dios mío, te daré gracias por siempre.
Muchos dolores habrá para el impío; mas al que confía en Jehová, le rodeará la misericordia. Alegraos en Jehová, y regocijaos, justos; Y dad voces de júbilo todos vosotros, los rectos de corazón.
¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
Y si derramares tu alma al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía.
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
a quien amáis sin haberle visto; en quien creyendo, aunque al presente no le veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;
Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y súplica, con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.
Tú guardarás en perfecta paz, a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente; porque en el Señor Jehová está la fortaleza eterna.
Cántico gradual Los que confían en Jehová son como el monte de Sión que no se mueve; sino que permanece para siempre.
Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo; porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
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