Así que la fe proviene de oír, y oír depende de la predicación de la palabra de Cristo .
Por la fe, avisado Noé de Dios sobre cosas que aún no se veían, con santo temor fue construyendo el arca para salvación de su familia y construyéndola condenó al mundo y fue instituido heredero de la justicia, que se adquiere por la fe.
Porque de pura gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no viene de vosotros, siendo como es un don de Dios; tampoco en virtud de vuestras obras anteriores, puramente naturales, para que nadie pueda gloriarse.
Velad entretanto, estad firmes en la fe, trabajad varonilmente, y alentaos más y más.
acordándonos delante del Dios y padre nuestro de las obras de vuestra fe, de los trabajos de vuestra caridad, y de la firmeza de vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo,
Justificados, pues, por la fe, mantengamos la paz con Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, por el cual así mismo, en virtud de la fe, tenemos cabida en esta gracia, en la cual permanecemos firmes, y nos gloriamos esperando la gloria de los hijos de Dios.
Estad tranquilos, y considerad que yo soy el Dios; ensalzado he de ser entre las naciones, y ensalzado en toda la tierra.
Después de esto, ¿qué diremos ahora? Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?
Y Jesús tomando la palabra, les dijo: Tened confianza en Dios. En verdad os digo, que cualquiera que dijere a este monte: Quítate de ahí, y échate al mar, no vacilando en su corazón, sino creyendo que cuanto dijere se ha de hacer, así se hará. Por tanto, os aseguro, que todas cuantas cosas pidiereis en la oración, tened fe de conseguirlas, y se os concederán.
Sábete que quedarán confundidos y avergonzados todos aquellos que te hacen guerra; serán como si no fuesen, y perecerán los que te contradicen.
El Señor es mi luz y mi salvación: ¿a quién he de temer yo? El Señor es el defensor de mi vida: ¿quién me hará temblar?
Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu prudencia. En todas tus empresas tenle presente, y él sea quien dirija todos tus pasos.
y pongamos los ojos los unos en los otros para incentivo de caridad y de buenas obras,
Desde que apunta el día estoy temiendo; pero yo confío en ti. Me gloriaré en Dios por las promesas que me tiene hechas; en Dios tengo puesta mi esperanza; nada temeré de cuanto puedan hacer contra mí los mortales.
Pero pídala con fe sin sombra de duda, o desconfianza; pues quien anda dudando es semejante a la ola del mar alborotada y agitada de viento acá y allá. Así que un hombre semejante no tiene que pensar que ha de recibir poco ni mucho del Señor.
Sabemos también nosotros que todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios, de aquellos, digo, que él ha llamado según su decreto para ser santos.
Sed sobrios, y estad en continua vela; porque vuestro enemigo el diablo anda girando como león rugiente alrededor de vosotros, en busca de para que devorar.
Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, o de confesar tu fe públicamente, ni de mí que estoy en cadenas por amor suyo, antes bien padece y trabaja a una conmigo por el evangelio con la virtud que recibirás de Dios.
Vosotros pusisteis para siempre vuestra esperanza en el Señor, en el Señor Dios, que es nuestra fortaleza eterna. Porque él abatirá a los que se ven sublimados, humillará la ciudad altiva. La humillará hasta el suelo; la humillará hasta reducirla a polvo.
Y respondiendo Jesús , les dijo: En verdad os digo que si tenéis fe y no andáis vacilando, no solamente haréis esto de la higuera, sino que aun cuando digáis a ese monte: Arráncate y arrójate al mar, así lo hará; y todo cuanto pidiereis en la oración, como tengáis fe, lo alcanzaréis.
Confíen, pues, en ti, ¡oh Dios mío!, los que conocen y adoran tu Nombre; porque jamás has desamparado, Señor, a los que a ti recurren.
Esperad en él vosotros, pueblos todos aquí congregados; derramad vuestros corazones en su acatamiento: Dios es nuestro protector eternamente.
alcanzando por premio de vuestra fe la salud de vuestras almas. De la cual salud tanto inquirieron e indagaron los profetas, los cuales pronunciaron la gracia que había de haber en vosotros,
De esta suerte, aunque caminase yo por la sombra de la muerte, no temeré ningún desastre; porque tú estás conmigo. Tu vara y tu báculo han sido mi consuelo.
porque yo soy el Señor Dios tuyo, el Santo de Israel, tu Salvador ; yo di por tu rescate a Egipto, Etiopía y Sabá.
No dudó él ni tuvo la menor desconfianza de la promesa de Dios, antes se fortaleció en la fe, dando a Dios la gloria, plenamente persuadido de que todo cuanto Dios tiene prometido, es poderoso también para cumplirlo.
Porque todo sumo sacerdote entresacado de los hombres, es puesto para beneficio de los hombres, en lo que mira al culto de Dios, a fin de que ofrezca dones y sacrificios por los pecados,
El Señor es el que me auxilia y protege; en él esperó mi corazón, y fui socorrido. Y resucitó mi carne; y así le alabaré con todo mi afecto.
Hasta ahora no habéis tenido sino tentaciones humanas, u ordinarias; pero fiel es Dios, que no permitirá seáis tentados sobre vuestras fuerzas, sino que de la misma tentación os hará sacar provecho para que podáis sosteneros.
Callen ante mí las islas, y tomen nuevas fuerzas las gentes; acérquense, y hablen después, y entremos juntos en juicio:
Los que ponen en el Señor su confianza estarán firmes como el monte de Sión; nunca jamás será derrotado el morador
El que se acoge al asilo del Altísimo, descansará siempre bajo la protección del Dios del cielo. El dirá al Señor: Tú eres mi amparo y refugio; el Dios mío en quien esperaré.
Así que buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas se os darán por añadidura.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las virtudes, ni lo presente, ni lo venidero, ni la fuerza, o violencia, ni todo lo que hay de más alto, ni de más profundo, ni otra ninguna criatura podrá jamás separarnos del amor de Dios, que se funda en Jesucristo nuestro Señor.
Porque yo tengo una firme confianza, que quien ha empezado en vosotros la buena obra de vuestra salud, la llevará a cabo hasta el día de la venida de Jesucristo;
La paz os dejo, la paz mía os doy; no os la doy yo, como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón, ni se acobarde.
Estas cosas os he dicho con el fin de que halléis en mí la paz. En el mundo tendréis grandes tribulaciones, pero tened confianza, yo he vencido al mundo.
de manera que podamos animosamente decir: El Señor es quien me ayuda; no temeré cosa que hagan contra mí los hombres. Acordaos de vuestros prelados los cuales os han predicado la palabra de Dios, cuya fe habéis de imitar, considerando el fin dichoso de su vida.
No os inquietéis por la solicitud de cosa alguna; mas en todo presentad a Dios vuestras peticiones por medio de la oración y de las plegarias, acompañadas de acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepuja a todo entendimiento, sea la guardia de vuestros corazones y de vuestros sentimientos en Jesucristo.
El Dios de la esperanza nuestra os colme de toda suerte de gozo y de paz en vuestra creencia, para que crezca vuestra esperanza siempre más y más, por la virtud del Espíritu Santo.
Y así confiamos en el Señor, que vosotros hacéis ya ahora lo que ordenamos en esta carta, y que lo haréis en adelante.
Porque yo sé los designios que tengo sobre vosotros, dice el Señor, designios de paz, y no de aflicción, para daros la libertad que es el objeto de vuestra expectación.
El Señor es mi firme apoyo, mi asilo, y mi libertador. Mi Dios es mi socorro y en él esperaré. El es mi protector y mi poderosa salvación, y el amparo mío.
Porque todas las cosas que han sido escritas en los libros santos, para nuestra enseñanza se han escrito, a fin de que mediante la paciencia y el consuelo que se saca de las Escrituras, mantengamos firme la esperanza.
Alcé mis ojos hacia los montes de Jerusalén , de donde me vendrá el socorro. Mi socorro viene del Señor que creó el cielo y la tierra.
¡Ah! mi carne y mi corazón desfallecen, ¡oh Dios de mi corazón, Dios que eres la herencia mía por toda la eternidad!
embarazando en todos los encuentros el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos encendidos del maligno espíritu.
Considerad, pues, atentamente a aquel Señor que sufrió tal contradicción de los pecadores contra su misma persona, a fin de que no desmayéis, perdiendo vuestros ánimos.
Alegraos con la esperanza del premio; sed pacientes en la tribulación; en la oración continuos;
y yo vivo ahora, o más bien no soy yo el que vivo, sino que Cristo vive en mí. Así la vida que vivo ahora en esta carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo a la muerte por mí.
En esto está la perfecta caridad de Dios con nosotros, que nos da confianza para el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
Unos confían en sus carros armados, otros en sus caballos; mas nosotros invocaremos el Nombre del Señor nuestro Dios.
Yo te ordeno en presencia de Dios, que vivifica todas las cosas, y de Jesucristo, que ante Poncio Pilatos dio testimonio, confesando generosamente la verdad,
Así nuestra alma espera con paciencia al Señor; porque él es nuestro amparo y protector. En él hallará nuestro corazón su alegría, y en su santo Nombre tenemos puesta la esperanza.
Yo espero que veré algún día los bienes del Señor en la tierra de los vivientes. Aguarda al Señor, y pórtate varonilmente; cobre aliento tu corazón, y espera con paciencia el Señor.
Muchos dolores le esperan al pecador; mas al que tiene puesta en el Señor su esperanza, la misericordia le servirá de muralla.
Así que, amados hermanos míos, estad firmes y constantes, trabajando siempre más y más en la obra del Señor, que sabéis que vuestro trabajo no quedará sin recompensa delante del Señor.
Así que para vosotros que creéis, sirve de honra; mas para los incrédulos, ésta es la piedra que desecharon los fabricantes, y no obstante, vino a ser la principal o la punta del ángulo:
Ahora permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor; pero de las tres el amor es la más excelente de todas.
Arroja en el seno del Señor tus ansiedades, y él te sustentará; no dejará al justo en agitación perpetua.
Porque Dios, por el cual habéis sido llamados a la compañía de su Hijo Jesucristo nuestro Señor, es fiel en sus promesas.
La senda de Dios es inmaculada; y como acrisolada al fuego la palabra del Señor; escudo es de todos los que en él esperan.
y que la paciencia perfecciona la obra; para que así vengáis a ser perfectos y cabales, sin faltar en cosa alguna.
El Señor tomará mi defensa. Eterna es, ¡oh Señor!, tu misericordia, no deseches las obras de tus manos.
Pues Dios es el que obra o produce en vosotros por un puro efecto de su buena voluntad, no sólo querer, sino ejecutar.
El ladrón no viene sino para robar, y matar, y hacer estrago. Mas yo he venido para que las ovejas tengan vida, y la tengan en más abundancia.
A lo que Jesús respondió: Yo soy el pan de vida; el que viene a mí, no tendrá hambre, y el que cree en mí, no tendrá sed jamás.
El Señor Dios es mi protector; por eso no he quedado yo confundido; por eso presenté mi cara a los golpes, firme como una piedra durísima, y sé que no quedaré avergonzado.
Portaos varonilmente, y con firmeza; no temáis, ni os amedrentéis a su vista: porque el Señor Dios tuyo él mismo es, ¡oh Israel!, tu caudillo, y no te dejará ni te desamparará.
Esto es lo que debe transportaros de gozo, si bien ahora por poco tiempo conviene que seáis afligidos con varias tentaciones,
con la ciencia la templanza, con la templanza la paciencia, con la paciencia la piedad, con la piedad el amor fraternal, y con el amor fraternal la caridad, o amor de Dios. Porque si estas virtudes se hallan en vosotros, y van creciendo más y más, no quedará estéril y sin fruto el conocimiento que tenéis de nuestro Señor Jesucristo.
El justo vivirá eternamente en la memoria de Dios y de los hombres; no temerá al oír malas nuevas. Su corazón está siempre dispuesto a esperar en el Señor.
Purificando, pues, vuestras almas con la obediencia del amor, con amor fraternal, amaos unos a otros entrañablemente con un corazón puro y sencillo;
Porque no habéis recibido ahora el espíritu de servidumbre para obrar todavía solamente por temor como esclavos, sino que habéis recibido el espíritu de adopción de hijos en virtud del cual clamamos con toda confianza: Abba, esto es, ¡oh Padre mío! Y con razón, porque el mismo espíritu de Dios está dando testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
Donde entró Jesús por nosotros el primero como nuestro precursor, constituido sumo sacerdote por toda la eternidad según el orden de Melquisedec.
Les respondió Jesús : La obra agradable a Dios, es que creáis en aquel que él os ha enviado.
Sean cubiertos de confusión todos aquellos que vana e injustamente obran la iniquidad. Muéstrame, ¡oh Señor!, tus caminos, y enséñame tus senderos. Encamíname según tu verdad, e instrúyeme; pues tú eres el Dios salvador mío, y te estoy esperando todo el día.
Ya, pues, que habéis recibido por Señor a Jesucristo, seguid sus pasos, unidos a él como a vuestra raíz, y edificados sobre él como sobre vuestro fundamento, y confirmados en la fe que se os ha enseñado, creciendo más y más en ella con continuas acciones de gracias.
Y esta justicia que da Dios por la fe en Jesucristo, es para todos y sobre todos los que creen en él, pues no hay distinción alguna entre judío y gentil;
extinguieron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, sanaron de grandes enfermedades, se hicieron valientes en la guerra, desbarataron ejércitos extranjeros; mujeres hubo que recibieron resucitados a sus difuntos hijos. Mas otros fueron estirados en el potro, no queriendo redimir la vida presente, por asegurar otra mejor en la resurrección .
No os dejéis, pues, apartar o llevar de aquí allá por doctrinas diversas y extrañas. Lo que importa sobre todo es fortalecer el corazón con la gracia de Jesucristo, no con las viandas aquellas que de nada sirvieron por sí solas a los que andaban vanamente confiados en ellas.
El Señor dirigirá los pasos del hombre justo, y aprobará sus caminos. Si cayere, no se lastimará; pues el Señor pone su mano por debajo.
No; aun dado que el Señor me quitare la vida, en él esperaré; en todo caso yo expondré ante su acatamiento mi conducta.
Les propuso también esta parábola, para hacer ver que conviene orar perseverantemente y no desfallecer,
Cumpla, pues, mi Dios todos vuestros deseos, según sus riquezas, con la gloria que os dé en Jesucristo.
Permaneced en mí, que yo permaneceré en vosotros. Al modo que el sarmiento no puede de suyo producir, si no está unido con la vid, así tampoco vosotros si no estáis unidos conmigo. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; quien está unido, pues, conmigo y yo con él, ese da mucho fruto, porque sin mí nada podéis hacer.
y me respondió: Bástate mi gracia, porque el poder mío brilla y consigue su fin por medio de la flaqueza. Así que con gusto me gloriaré de mis flaquezas o enfermedades, para que haga morada en mí el poder de Cristo . Por cuya causa yo siento satisfacción y alegría en mis enfermedades, en los ultrajes, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias, en que me veo por amor de Cristo . Pues cuando estoy débil, entonces con la gracia soy más fuerte.
A proporción de los muchos dolores que atormentaron mi corazón, tus consuelos llenaron de alegría mi alma.
Porque el Señor ama lo justo, y no desampara a sus santos; eternamente serán protegidos. Los injustos serán castigados; y perecerá la raza de los impíos.
Al contrario, cuando a alguno, sin hacer las obras exteriores, o de la ley, con creer en aquel que justifica al impío, se le imputa su fe por justicia, es éste un don gratuito según el beneplácito de la gracia de Dios.
Mientras se nos dice: Si hoy oyereis su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como los israelitas en el tiempo de aquella provocación.
Por tanto, si alguno está en Cristo ya es una criatura nueva, se acabo lo que era viejo, y todo viene a ser nuevo; pues que todo ha sido renovado.
Porque verdad es que en otro tiempo no erais sino tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor. Y así proceded como hijos de la luz. El fruto de la luz consiste en proceder con toda bondad, y justicia, y verdad,
Así ni más ni menos vosotros considerad también que realmente estáis muertos al pecado por el bautismo , y que vivís ya para Dios en Jesucristo Señor nuestro.
Pero demos gracias a Dios, que nos ha dado victoria contra la muerte y el pecado, por virtud de nuestro Señor Jesucristo.
Dichoso aquel que tiene por protector al Dios de Jacob , el que tiene puesta su esperanza en el Señor Dios suyo. Creador del cielo y de la tierra, del mar y de cuanto ellos contienen.
Es el Nombre del Señor una torre fortísima; a él se acoge el varón justo, y será ensalzado.
Por lo demás, poderoso es Dios para colmaros de todo bien; de suerte que contentos siempre con tener en todas las cosas todo lo suficiente, estéis sobrados para ejercitar toda especie de buenas obras con vuestros prójimos,
Examinaos a vosotros mismos para ver si mantenéis la fe; haced prueba de vosotros. ¿Por ventura no conocéis en vosotros mismos que Cristo Jesús está en vosotros? A no ser que quizá hayáis decaído de lo que antes erais.
Por lo demás, el día del Señor vendrá como ladrón, y entonces los cielos con espantoso estruendo pasarán de una parte a otra, los elementos con el ardor del fuego se disolverán, y la tierra, y las obras que hay en ella serán abrasadas.
He aquí los ojos del Señor puestos en los que le temen, y en los que confían en su misericordia;
Quiera el Dios de la paciencia y de la consolación haceros la gracia de estar siempre unidos mutuamente en sentimientos y afectos según el espíritu de Jesucristo, a fin de que no teniendo sino un mismo corazón y una misma boca, glorifiquéis unánimes a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Ten por modelo la sana doctrina, que has oído de mí con la fe y caridad en Cristo Jesús .
Mas no retiraré de él mi misericordia, ni faltaré jamás a la verdad de mis promesas. No violaré mi alianza, ni retractaré las promesas que han salido de mi boca.
Y me seguirá tu misericordia todos los días de mi vida; a fin de que yo more en la casa del Señor por largo tiempo.
Esos tales son del mundo, y por eso hablan el lenguaje del mundo, y el mundo los escucha.
Al contrario, los frutos del espíritu son caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fe, o fidelidad, modestia, continencia, castidad. Para los que viven de esta suerte no hay ley que sea contra ellos.
ir corriendo hacia el hito, para ganar el premio a que Dios llama desde lo alto por Jesucristo.
Por lo cual no desmayamos; antes aunque en nosotros el hombre exterior o el cuerpo se vaya desmoronando, el interior o el espíritu se va renovando de día en día. Porque las aflicciones tan breves y tan ligeras de la vida presente nos producen el eterno peso de una sublime e incomparable gloria, y así no ponemos nosotros la mira en las cosas visibles, sino en las invisibles. Porque las que se ven, son transitorias; mas las que no se ven, son eternas.
antes bien siguiendo la verdad del Evangelio con caridad, en todo vayamos creciendo en Cristo , que es nuestra cabeza, y de quien todo el cuerpo místico de los fieles trabado y conexo entre sí con la fe y caridad, recibe por todos los vasos y conductos de comunicación, según la medida correspondiente a cada miembro, el aumento propio del cuerpo para su perfección mediante la caridad.
Ahora bien, si habéis resucitado con Cristo , buscad las cosas que son de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios Padre; saboreaos en las cosas del cielo, no en las de la tierra.
Aun cuando los montes sean conmovidos, y se estremezcan los collados, mi misericordia no se apartará de ti, y será firme la alianza de paz que he hecho contigo, dice el Señor, compadecido de ti.
Os aseguro que no tardará en vengarlos. Pero cuando viniere el Hijo del hombre, ¿os parece que hallará fe sobre la tierra?
Pues si una hierba del campo que hoy es, o florece, y mañana se echa en el horno, Dios así la viste, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
Porque es necesario creer de corazón para justificarse, y confesar la fe con las palabras u obras para salvarse.
Yo contemplaba siempre al Señor delante de mí, como quien está a mi diestra para sostenerme.
Aquel que cree en el Hijo de Dios, tiene vida eterna; pero quien no da crédito al Hijo, no verá la vida, sino que al contrario, la ira de Dios permanece siempre sobre su cabeza.
no es esto porque dominemos en vuestra fe; al contrario procuramos contribuir a vuestro gozo, puesto que permanecéis firmes en la fe que recibisteis.
Al oír esto Jesús , mostró gran admiración, y dijo a los que le seguían: En verdad os digo que ni aun en medio de Israel he hallado fe tan grande.
porque no nos ha puesto Dios para blanco de venganza, sino para hacernos adquirir la salud por nuestro Señor Jesucristo,
En verdad, en verdad os digo, que quien escucha mi palabra, y cree a aquel que me ha enviado, tiene la vida eterna, y no incurre en sentencia de condenación, sino que ha pasado ya de muerte a vida.
Y volviendo Jesús a hablar al pueblo, dijo: Yo soy la luz del mundo. El que me sigue, no camina a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida.
El Señor alumbra a los ciegos. El Señor levanta a los caídos; ama el Señor a todos los justos. El Señor protege a los peregrinos; ampara al huérfano y a la viuda, y desbaratará los designios de los pecadores.
Porque os es necesaria la paciencia para que, haciendo la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Pues dentro de un brevísimo tiempo, dice Dios, vendrá aquel que ha de venir, y no tardará.
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