9 Si a Su Majestad le parece bien, y ordena que sean destruidos, yo daré trescientos treinta mil kilos de plata a los administradores del tesoro del reino.
9 Si place al rey, decrete que sean destruidos; y yo pesaré diez mil talentos de plata a los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los tesoros del rey.
9 Si al rey le agrada, emita un decreto para destruirlos, y yo donaré diez mil bolsas grandes de plata a los administradores del imperio para que los depositen en la tesorería del reino».
9 Si el rey lo estima conveniente, demos la orden de exterminarlos y yo daré a los funcionarios diez mil talentos de plata para que los depositen en el tesoro real».
9 Si parece bien al rey, decrétese su destrucción, y yo pesaré diez mil talentos de plata en manos de quienes manejan la hacienda° para que los ingresen en los tesoros del rey.
9 Si parece bien al rey, que se dicte un decreto para exterminarlos; y yo entregaré diez mil talentos de plata en manos de los funcionarios de la hacienda para ponerlos en el erario del rey'.
9 Si le place al rey, escríbase que sean destruidos; y yo pesaré diez mil talentos de plata en manos de los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los tesoros del rey.
Este precio le pareció bien a Abraham, y le pagó a Efrón las cuatrocientas monedas de plata, siguiendo las reglas de los comerciantes. Así fue como el campo y la cueva pasaron a ser propiedad legal de Abraham, junto con todos los árboles que había en el campo. De esto fueron testigos todas las autoridades hititas. Una vez cerrado el trato, Abraham enterró a Sara en esa cueva, la cual está en Hebrón, frente al bosque de Mamré, en la región de Canaán.
Entonces Amán le dijo al rey Asuero: —Majestad, en su reino vive gente de otra raza. Se los encuentra uno por todos lados. Tienen leyes diferentes y no obedecen las órdenes de Su Majestad. No es conveniente dejarlos vivir en el reino.
Se ha puesto precio a nuestra vida, y se nos quiere destruir. Si hubiéramos sido vendidos como esclavos y esclavas, yo me callaría, y no molestaría a Su Majestad por algo sin importancia.