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Juan 8:2 - Nueva Biblia Española (1975)

2 Al amanecer se presentó de nuevo en el templo; acudió el pueblo en masa; él se sentó y se puso a enseñarles.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 pero muy temprano a la mañana siguiente, estaba de vuelta en el templo. Pronto se juntó una multitud, y él se sentó a enseñarles.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Al amanecer estaba ya nuevamente en el Templo; toda la gente acudía a él, y él se sentaba para enseñarles.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Pero, al amanecer, se presentó de nuevo en el templo. Todo el pueblo acudía a él, y él, allí sentado, los instruía.

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Juan 8:2
14 Mga Krus na Reperensya  

Todo lo que esté a tu alcance hazlo con empeño, pues no se trabaja ni se planea, no hay conocer ni saber en el Abismo adonde te encaminas.


Desde el año trece del reinado en Judá de Josías, hijo de Amón, hasta el presente día -en total, veintitrés años-, he recibido la palabra del Señor y se la he predicado puntualmente, y no me han escuchado.


Me dan la espalda, y no la cara. Yo los enseñaba sin cesar, y ellos no escuchaban ni escarmentaban.


Sin cesar les envié a mis siervos los profetas para que les dijeran: No cometan esas abominaciones que detesto.


Jesús dijo entonces a la gente: ¡Con machetes y palos han salido a prenderme como si fuera un bandido! A diario me sentaba en el templo a enseñar y no me detuvieron.


De día estaba enseñando en el templo, y salía a pasar la noche al monte de los Olivos.


El pueblo en masa madrugaba para acudir al templo a escucharlo.


Enrolló el volumen, lo devolví al sacristán y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él.


Subió a una de las bateas, la de Simón, y le pidió que la retiraran un poco de tierra. Desde la barca, sentado, estuvo enseñando a la gente.


Jesús les dijo: Para mí es alimento realizar el designio del que me mandó, dando remate a su obra.


Estas palabras las dijo enseñando en el Tesoro, en el templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora.


Los letrados y fariseos le llevaron una mujer sorprendida en adulterio, la pusieron en medio


En vista de aquello, entraron en el templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Cuando llegó el sumo sacerdote con los suyos, convocaron el Consejo, es decir el pleno del Senado israelita, y mandaron por los presos a la cárcel.


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