Mateo 26:67 - Biblia Pablo Besson (Nuevo Testamento)

⁶⁷ Entonces le escupieron en la cara, y le abofetearon; y otros le dieron de puñadas, diciendo:

Higit pang mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

⁶⁷ Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban,

Biblia Nueva Traducción Viviente

⁶⁷ Entonces comenzaron a escupirle en la cara a Jesús y a darle puñetazos. Algunos le daban bofetadas

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁶⁷ Luego comenzaron a escupirle en la cara y a darle bofetadas, mientras otros lo golpeaban

La Biblia Textual 3a Edicion

⁶⁷ Entonces lo escupieron en el rostro y le dieron puñetazos; otros le dieron bofetadas,°

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁶⁷ Entonces le escupieron a la cara y le asestaron puñetazos; otros le daban bofetadas

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

⁶⁷ Entonces le escupieron en su rostro, y le dieron de puñetazos; y otros le abofeteaban,

Mateo 26:67 Mga Krus na Reperensya

Mateo 26:68

Profetízanos, Cristo, ¿quién es el que te pegó?

Mateo 27:30

Y escupiendo en él, tomaron la caña y le golpeaban en la cabeza.

Mateo 5:39

Mas yo os digo que no resistáis al malo; antes si alguno te hiriere en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.

Marcos 10:34

y le escarnecerán, y le azotarán, y le escupirán, y le matarán, y al tercer día se levantará.

Marcos 14:65

Y comenzaron algunos a escupirle y vendarle los ojos y abofetearle y decir: Profetiza. Y los alguaciles le pegaban con varas (Jn. 19. 3).

Marcos 15:19

Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, e hincados de rodillas, le rendían homenaje.

Juan 18:22

Esto dicho por él, uno de los alguaciles que estaba presente dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote?

Juan 19:3

Y decían: ¡Salud!, el rey de los judíos. Y le daban bofetadas.

1 Corintios 4:13

maldecidos, rogamos; como basura del mundo somos hechos, desecho de todos hasta ahora.

Hebreos 12:2

mirando al príncipe y consumador de la fe, a Jesús que, en cambio del gozo que le estaba propuesto, sufrió una cruz, no haciendo caso de la vergüenza, y a la diestra del trono de Dios se sentó (c. 8/-1).