Y llamó ’Elohim a la luz día y a la oscuridad llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: Día uno.°
Job 2:13 - La Biblia Textual 3a Edicion Y estuvieron sentados con él en el suelo durante siete días con sus siete noches, no hablándole palabra, por cuanto veían que su mal era muy grande. Matoleo zaidiBiblia Reina Valera 1960 Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces, durante siete días y siete noches, se sentaron en el suelo junto a Job, y ninguno le decía nada porque veían que su sufrimiento era demasiado grande para expresarlo con palabras. Biblia Católica (Latinoamericana) Luego, permanecieron sentados en tierra junto a él siete días y siete noches. Y ninguno le dijo una palabra, porque veían que su dolor era muy grande. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Siete días y siete noches permanecieron sentados junto a él sin proferir palabra, pues comprendían cuán inmenso era su dolor. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande. Biblia Traducción en Lenguaje Actual Durante siete días y siete noches estuvieron sentados en el suelo, haciéndole compañía. Era tan grande el sufrimiento de Job que ninguno de ellos se atrevía a decirle nada. |
Y llamó ’Elohim a la luz día y a la oscuridad llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: Día uno.°
Y llamó ’Elohim a la expansión cielos.° Y fue la tarde y fue la mañana: Día segundo.
Cuando llegaron a Goren-Atad,° que está al otro lado del Jordán, prorrumpieron en una muy grande y solemne lamentación, y él hizo duelo por su padre siete días.
Cuando oí hablar de este suceso, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué cabellos de mi cabeza y de mi barba, y me senté consternado.
Cuando oí estas palabras me senté, lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré ante el Dios de los cielos,
Si intentamos razonar contigo, te será molesto. Pero, ¿quién podrá contener las palabras?
Sus puertas° se entristecerán y se enlutarán, Y desolada, se sentará en el suelo.°
¡Baja, siéntate en el polvo, oh virgen hija de Babilonia! ¡Siéntate en el suelo, sin trono, Oh hija de los caldeos! Nunca más volverás a ser llamada tierna y delicada.
y Sentados en tierra, guardan silencio los ancianos de Sión, Ceñidos de cilicio, echan polvo sobre sus cabezas. Humillan hasta el suelo su cabeza las doncellas de Jerusalem.
Y vine a los cautivos en Tel-Abib, que vivían a orillas del río Quebar, y me senté donde estaban sentados, y allí, entre ellos, permanecí perplejo durante siete días.