Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestiduras, puso cilicio sobre su cuerpo, y ayunó y se acostó con el cilicio, y anduvo abatido.
Isaías 38:15 - La Biblia Textual 3a Edicion ¿Qué puedo decir o pensar, si Él es quien lo hace? En la amargura de mi alma, Andaré con inquietud todos mis años. Matoleo zaidiBiblia Reina Valera 1960 ¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi alma. Biblia Nueva Traducción Viviente Pero ¿qué podía decir? Pues él mismo envió esta enfermedad. Ahora caminaré con humildad durante el resto de mis años a causa de esta angustia que he sentido. Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Qué diré, y de qué le hablaré,
cuando El mismo lo ha hecho?
¡Ojalá pudiera alabarlo con ocasión de mi mal
todos los años de mi vida, Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Qué hablaré? Él me lo dijo y él lo ha hecho: caminaré todos mis días, hundido en la amargura de mi alma. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Qué diré? El que me lo dijo, Él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente en la amargura de mi alma, todos mis años. |
Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestiduras, puso cilicio sobre su cuerpo, y ayunó y se acostó con el cilicio, y anduvo abatido.
Pero al llegar al monte ante el varón de Dios, ella se aferró a sus pies. Y Giezi se acercó para apartarla, pero el varón de Dios dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y YHVH me lo ha ocultado, y no me lo ha declarado.
Pero ahora, oh Dios nuestro, ¿qué diremos después de esto? Porque nosotros hemos abandonado tus mandamientos,
¡Mi alma está hastiada de mi vida! Daré rienda suelta a mis quejas. Hablaré en la amargura de mi alma.
Por tanto, no refrenaré mi boca, Hablaré en la angustia de mi espíritu, Me quejaré en la amargura de mi alma.
He aquí, mi amargura se me volvió paz, Cuando detuviste mi alma de la fosa de la nada, Y en tu espalda cargaste todos mis pecados.
Ahora está turbada mi alma. ¿Y qué diré?° ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas por esto mismo llegué a esta hora.
¡Ah, Adonay! ¿Qué puedo decir después que Israel ha vuelto la espalda ante sus enemigos?