También le dijo: “Tráeme el manto que llevas puesto y extiéndelo”. Ella se lo tendió y él echó en él seis medidas de cebada en él. La ayudó a ponérselo a la espalda y ellaregresó a la ciudad.
Así que Rut se acostó a sus pies hasta la mañana. Luego se levantó antes de que hubiera luz suficiente para reconocer a alguien, porque Booz le había dicho: “Nadie debe saber que una mujer vino aquí a la era”.