Cuando Noemí vio que Rut estaba decidida a irse con ella, dejó de decirle que se fuera a casa.
Ellos se comprometieron a seguir lo que los apóstoles les habían enseñado, y a la hermandad de los creyentes, “partiendo el pan” y orando juntos.
Y como no pudo ser persuadido de lo contrario, nos dimos por vencidos y dijimos: “Que se haga la voluntad del Señor”.
Por último, manténganse firmes en el Señor, y en su poder.
Así que las dos siguieron caminando hasta llegar a Belén. Cuando llegaron allí, todo el pueblo se alborotó. “¿Es ésta Noemí?” le preguntaron las mujeres.