porque el Señor corrige a los que ama, así como un padre corrige al hijo que más le agrada.
Como un padre amoroso, el Señor es amable y compasivo con quienes le siguen.
Aquellos que disciplinas son felices, Señor; aquellos a los que enseñas en tu ley.
Los que no disciplinan a sus hijos, los odian. Los que aman a sus hijos los disciplinan con cuidado.
Disciplina a tus hijos, y no te causarán preocupaciones. Te harán muy feliz.
Así que debes darte cuenta de que así como un padre disciplina a su hijo, el Señor tu Dios te disciplina a ti.
Porque el Señor disciplina a los que ama, y castiga a todos los que recibe como sus hijos”.
“Yo corrijo y disciplino a los que amo. Así que sé sincero y arrepiéntete.