Porque la sabiduría inundará tu mente, y el conocimiento te hará feliz.
No he descuidado sus mandatos, porque valoro más lo que me ha ordenado que el alimento que como cada día.
Ojalá el Señor se plazca con mis pensamientos porque me alegro en el Señor.
Tus palabras son dulces para mi. Más dulces que la miel en mi boca.
Siempre me aferraré a tus enseñanzas porque tu palabra me llena de felicidad.
Tu palabra me hace tan feliz como aquél que encuentra un inmenso tesoro.
¡Cuánto amo tu ley! En ella medito de día y de noche.
Ellos son más valiosos que el oro, incluso el oro más fino; son más dulces que la miel, incluso más que la miel pura, acabada de salir de un panal.
Dan discernimiento a los inmaduros, así como conocimiento y discreción a los jóvenes.
La sabiduría habita en una mente que entiende, pero no se encuentra en medio de los necios.
porque es bueno que guardes estas palabras en tu mente para que estés listo para compartirlas.
“No abandones la sabiduría porque ella te mantendrá a salvo. Ama la sabiduría y ella te protegerá.
Cuando recibí tus mensajes, los devoré. Lo que dijiste me hizo muy feliz, me encantó. Te pertenezco, Señor Dios Todopoderoso.
Dejen que el mensaje de Cristo habite completamente en ustedes. De las maneras más sabias instrúyanse unos a otros por medio de salmos e himnos y cantos espirituales, alabando a Dios con sus corazones.