Por causa de esto, la tierra se seca, y todos los que viven en ella se consumen, así como los animales del campo y las aves del cielo, y los peces del mar. Todos están muriendo.
Israel está de luto y se marchita; el Líbano se marchita avergonzado; los campos de Sarón se han convertido en un desierto; los bosques de Basán y del Carmelo se han despojado de sus hojas.
¿Hasta cuándo tendrá que lamentarse la tierra y secarse la hierba de todos los campos a causa de la maldad de la gente que la habita? Los animales y las aves se han extinguido porque la gente ha dicho: “El no sabe lo que nos va a pasar”.
Porque el país está lleno de gente que comete adulterio, por lo que está bajo una maldición. La tierra está de luto y los pastos del desierto se han secado. La gente vive mal, usando su energía para hacer el mal.
Lloraré y me lamentaré por los montes, cantaré un canto fúnebre sobre los pastos del campo, porque han quedado tan quemados que nadie puede pasar por ellos, y no hay ganado que haga ruido. Las aves han volado y los animales salvajes han huido.
Todo lo que vive en la tierra temblará ante mi presencia: los peces del mar, las aves del cielo, los animales salvajes, toda criatura que corre por la tierra y todo ser humano. Las montañas serán derribadas, los acantilados se derrumbarán y todos los muros serán derribados.
Los animales de la granja gimen de hambre. Los rebaños de ganado deambulan por todas partes porque no encuentran hierba para comer, y el rebaño de ovejas sufre.
Porque esto es lo que el Señor, el Señor Dios de poder dice: Habrá lamento en las plazas de las ciudades y gritos de dolor en las calles. Incluso llamarán a los granjeros para hacer duelo, tal como a las plañideras profesionales.
¿No es lógico que la tierra se estremezca por esto y que se lamenten todos los que habitan en ella? La tierra crecerá como crece el río Nilo cuando hay inundación, será lanzada por los aires y volverá a caer.
Yo destruiré a toda persona y animal, destruiré a las aves del vielo, y los peces del mar. Acabaré con los malvados, y destruiré a la raza humana de la faz de la tierra.
“Yo he enviado esta maldición y entrará a la casa del ladrón, y a la casa del que jura con mentiras en mi nombre, declara el Señor Todopoderoso. La maldición permanecerá en esa casa y destruirá tanto las vigas como los ladrillos”.