Pues su madre era un prostituta que los concibió de manera vergonzosa. Ella dijo: ‘Buscaré a mis amantes que me proveen comida y agua, así como la lana, el lino, el aceite de oliva y me dan de beber’.
¡La ciudad que solía ser fiel se ha convertido ahora en una prostituta! Antes actuaba bajo los principios de justicia y seguía lo correcto, pero ahora sólo viven en ella asesinos.
Esto es lo que dice el Señor: ¿Dónde está el certificado de divorcio de tu madre que le di cuando la despedí? ¿A cuál de mis acreedores te vendí? Mira. Fuiste vendido por tus pecados, y tu madre fue despedida por tu maldad.
¡Ciertamente tienes tantos dioses como ciudades, Judá! Has construido altares vergonzosos, altares para quemar incienso a Baal. Tienes tantos altares como las calles de Jerusalén.
Hace tiempo que rompiste tu yugo y te arrancaste las cadenas. “¡No te adoraré!”, declaraste. Por el contrario, te acostaste como una prostituta en toda colina alta y bajo todo árbol verde.
“Luego te entregaré a tus amantes, y ellos demolerán tus santuarios paganos y destruirán tus lugares altos de adoración de ídolos. “Te despojarán de tus ropas, te quitarán tus hermosas joyas y te dejarán completamente desnuda.
El Señor comenzó hablando a través de Oseas diciéndole: “Ve y busca una prostituta para casarte con ella, y ten hijos de una prostituta, porque los habitantes de esta tierra se han prostituido terriblemente al alejarse del Señor”.
Condenen a su madre, condénenla porque no es mi esposa y yo no soy su esposo. Pídanle que deje de lucir como una prostituta, y que se quite el maquillaje y las vestiduras provocativas.
“A ella se le olvidó que yo fui quien le dio grano, vino nuevo y aceite de oliva, así como la plata y el oro que le di en abundancia y que usaron para hacerle un ídolo a Baal.
El Señor me dijo: “Ve una vez más y ama a una mujer que es amada por otro y es adúltera, así como el Señor ama a los hijos de Israel, aunque ellos buscan a otros dioses y se deleitan en su adoración sensual”.
Como encontrar uvas en el desierto, así fue como encontré a Israel. Cuando vi a sus antepasados, fue como ver los primeros frutos de la higuera. Pero cuando fueron a Baal Peor, se entregaron a ese ídolo abominable, y se volvieron tan inmundos como lo que aman.
Los jefes filisteos se reunieron en una gran fiesta religiosa para sacrificar a su dios Dagón y celebrar, diciendo: “¡Nuestro dios nos ha entregado a Sansón, nuestro enemigo!”