Condenen a su madre, condénenla porque no es mi esposa y yo no soy su esposo. Pídanle que deje de lucir como una prostituta, y que se quite el maquillaje y las vestiduras provocativas.
Esto es lo que dice el Señor: ¿Dónde está el certificado de divorcio de tu madre que le di cuando la despedí? ¿A cuál de mis acreedores te vendí? Mira. Fuiste vendido por tus pecados, y tu madre fue despedida por tu maldad.
¡Ruge desde la garganta! ¡No te contengas! ¡Grita como una trompeta! Anuncia a mi pueblo lo rebelde que es; denuncia a los descendientes de Jacob sus pecados.
Díganles: Escuchen lo que dice el Señor, reyes de Judá y pueblo que vive en Jerusalén. Esto es lo que dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: Voy a hacer caer sobre este lugar un desastre tal que hará retumbar los oídos de cualquiera que lo oiga.
Ve y anuncia al pueblo de Jerusalén que esto es lo que dice el Señor: Recuerdo cuán devoto a mi eras cuando eras joven. Recuerdo cómo me amabas cuando eras mi novia. Recuerdo cómo me seguiste en el desierto, en una tierra donde no se cultiva nada.
Si un hombre se divorcia de su mujer y ella se va y se casa con otro, ¿podría este hombre volver con ella? ¿No quedaría el país totalmente impuro por ello? Pero ustedes han hecho algo peor al prostituirse con muchos amantes, ¿y ahora quieren volver a mí? declara el Señor.
Reconoce que hiciste mal, que te rebelaste contra el Señor, tu Dios. Te dispersaste, cometiendo adulterio al adorar a dioses extranjeros bajo cualquier árbol verde, negándote a hacer lo que te dije, declara el Señor.
En ese momento el pueblo de Judá se unirá al pueblo de Israel, y volverán de la tierra del norte al país que les di a sus antepasados para que lo poseyeran.
“Sacrificaste a tus hijos e hijas – los hijos que tuviste para mí – ofreciéndolos como alimento para que los comieran los ídolos. ¿No fue suficiente tu prostitución?
Te convertiste en lugares altos de adoración de ídolos en lo alto de cada calle; te degradaste, ofreciendo tu hermoso cuerpo a cualquiera que pasara, abriendo tus piernas para ellos, volviéndote cada vez más promiscua.
El Señor comenzó hablando a través de Oseas diciéndole: “Ve y busca una prostituta para casarte con ella, y ten hijos de una prostituta, porque los habitantes de esta tierra se han prostituido terriblemente al alejarse del Señor”.
Pues su madre era un prostituta que los concibió de manera vergonzosa. Ella dijo: ‘Buscaré a mis amantes que me proveen comida y agua, así como la lana, el lino, el aceite de oliva y me dan de beber’.