Cada plato de plata pesaba ciento treinta siclos, y cada cuenco pesaba setenta siclos. El peso total de la plata era de dos mil cuatrocientos siclos, (usando la tasación del siclo según el santuario).
“Mira, me he tomado muchas molestias para proveer la casa del Señor: 100.000 talentos de oro, 1.000.000 de talentos de plata, y bronce y hierro, más de lo que se puede pesar.
Dieron para el servicio de la casa de Dios 5.000 talentos y 10.000 dáricos de oro, 10.000 talentos de plata, 18.000 talentos de bronce y 100.000 talentos de hierro.
Así que el día en que el altar fue ungido, las ofrendas dedicatorias traídas por los líderes israelitas fueron doce platos de plata, doce cuencos de plata y doce platos de oro.
Los doce platos de oro llenos de incienso pesaban diez siclos cada uno, (usando la tasación del siclo según el santuario). El peso total del oro era de ciento veinte siclos.