Pero nosotros, tus siervos, estamos listos para la batalla, y todas nuestras tropas cruzarán para luchar con la ayuda del Señor, tal como tú has dicho, señor”.
Pero aún así nos prepararemos para la batalla, y estaremos preparados para liderar a los israelitas hasta que puedan ocupar su tierra con seguridad. Mientras tanto, nuestros hijos se quedarán atrás, viviendo en los pueblos fortificados para protegerlos de la población local.
Y les dijeron: “Cuando el Señor te ordenó, mi señor, que asignaras la propiedad de la tierra a los israelitas por sorteo, también te ordenó que dieras la parte de nuestro hermano Zelofehad a sus hijas.
Los hombres armados de las tribus de Rubén y Gad, y la mitad de la tribu de Manasés cruzaron, yendo a la cabeza del pueblo de Israel, como Moisés lo había estipulado.