El Señor se enojó con Israel y los hizo vagar por el desierto durante cuarenta años, hasta que murió toda la generación que había hecho el mal ante sus ojos.
Por cuarenta años estuve disgustado con esa generación, y dije, ‘Ellos son personas que me son desleales con sus pensamientos, y se rehúsan a seguir mis caminos’.
Los israelitas comieron maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a la tierra en la que se asentarían; comieron maná hasta que llegaron a la frontera de Canaán.
Yo fui quien te sacó de la tierra de Egipto y te conduje por el desierto durante cuarenta años, a fin de que pudieras conquistar el país de los amorreos.
Sin embargo, yo exterminé a los amorreos delante de ustedes, aunque eran tan grandes como los cedros y tan fuertes como los robles. Los destruí desde la raíz y así mismo su tallo.
Recuerden que el Señor su Dios los ha bendecido en todo lo que han hecho. Él los ha cuidado durante su viaje a través de este gran desierto. El Señor su Dios ha estado con ustedes durante estos cuarenta años, y no les ha faltado nada.
Como el Señor se enojó con Israel, los entregó a los invasores que los saquearon. Los vendió a sus enemigos de alrededor, enemigos a los que ya no podían resistir.
Como resultado, el Señor se enojó con Israel y les dijo: “Debido a que esta nación ha quebrantado el acuerdo que ordené a sus antepasados que obedecieran, y no ha prestado atención a lo que dije,