cuando dio su último suspiro y murió en buena vejez, habiendo vivido suficientes años. Había vivido una vida plena y ahora se había unido a sus antepasados en la muerte.
Esto es lo que dice el Señor, el Señor Todopoderoso, el Poderoso de Israel: ¡Basta! ¡Me alegraré en castigar a mis enemigos, pagando a los que me odian!
El Señor es un Dios celoso y vengador. El Señor Dios es vengador y lleno de enojo. El Señor toma venganza de sus enemigos, y está enojado con los que son hostiles hacia él.
“Aarón pronto se unirá a sus antepasados en la muerte. No entrará en el país que he dado a los israelitas, porque ambos desobedecieron mi orden en las aguas de Meribá.
En ese momento un hombre israelita llevó a una mujer madianita a la tienda de su familia a la vista de Moisés y de todos los israelitas mientras lloraban a la entrada del Tabernáculo de Reunión.
Moisés instruyó al pueblo: “Que algunos de tus hombres se preparen para la batalla, para que puedan ir a atacar a los madianitas y llevar a cabo el castigo del Señor sobre ellos.
Queridos amigos, no procuren la venganza, más bien dejen que Dios sea quien haga juicio—tal como señala la Escritura: “‘Es a mí a quien corresponde administrar la justicia, yo pagaré,’ dice el Señor”.
Los que están en el poder son siervos de Dios, que han sido puestos allí para el propio bien de ustedes. De modo que si ustedes hacen mal, deben tener temor, ¡no en vano las autoridades tienen el poder para castigar! Ellos son siervos de Dios, que castigan a los infractores.
No engañen ni se aprovechen de otros cristianos en estos asuntos, porque el Señor es el que ejerce juicio en todas estas cosas, como ya se los hemos explicado claramente, y como ya les advertimos.
porque sus juicios son verdaderos y justos, porque ha condenado a la prostituta infame que corrompió a la tierra con su inmoralidad, y ha traído justicia sobre ella por sus asesinatos a sus siervos”.
Y clamaban, diciendo: “¿Hasta cuándo, Señor, que eres santo y verdadero, harás juicio y traerás justicia sobre aquellos en la tierra que derramaron nuestra sangre?”
Cuando el pueblo lo vio, alabó a su dios y dijo: “Nuestro dios nos ha entregado a nuestro enemigo, el que devastó nuestra tierra y mató a tantos de nosotros”.