Pero si su marido las rechaza cuando se entera de ello, entonces ninguna de sus promesas o juramentos permanecen válidos y el Señor la liberará de cumplirlos.
Dios le dijo a Eva: “Haré que el embarazo sea más penoso, y que dar a luz sea más doloroso. Sin embargo, tendrás deseo por tu esposo y él te gobernará”.
“Además -añadieron las mujeres-, cuando quemábamos incienso a la Reina del Cielo y derramábamos libaciones para adorarla, lo hacíamos sin que nuestros maridos lo supieran, que horneábamos pasteles estampados con su imagen y derramaron libaciones para adorarla”.
Si juras imprudentemente hacer algo, (ya sea bueno o malo, y de cualquier manera que la gente pueda jurar impulsivamente), incluso si no eres consciente de que está mal, cuando finalmente te das cuenta, serás culpable.
Pero si su padre las rechaza tan pronto como se entere, entonces ninguna de sus promesas o juramentos serán válidos. El Señor la liberará de cumplirlas porque su padre las ha desautorizado.
El cuerpo de la esposa no solo le pertenece a ella, sino también a su esposo; y de la misma manera el cuerpo del esposo no solo le pertenece a él sino también a su esposa.
“Haz lo que creas conveniente”, le respondió su marido Elcana. “Quédate aquí hasta que lo hayas destetado, y que el Señor cumpla lo que ha dicho”. Así que Ana se quedó y amamantó a su hijo hasta que lo destetó.