Luego dio órdenes: “Nadie debe llevar el Arca de Dios, excepto los levitas, porque el Señor mismo los eligió para llevar el Arca del Señor y servirle para siempre”.
Su misión era ayudar a los descendientes de Aarón en el servicio de la casa del Señor. Eran responsables de los patios y las habitaciones, de la limpieza de todas las cosas sagradas y del trabajo del servicio de la casa de Dios.
Así, los levitas debían cumplir con la responsabilidad de cuidar la Tienda del Encuentro y el santuario, y con sus hermanos los descendientes de Aarón, servían a la casa del Señor.
Hijos míos, no descuiden sus responsabilidades, porque el Señor los ha escogido para estar en su presencia y servirle, y para ser sus ministros presentando holocaustos”.
En cambio, he dado a los levitas todos los diezmos de Israel como compensación por el servicio que prestan al hacer el trabajo en el Tabernáculo de Reunión.
“El Tabernáculo de Reunión que está en el centro del campamento acompañará a los levitas. Deben marchar en el mismo orden en que levantaron el campamento, cada uno en el lugar que le corresponde, bajo su bandera.
En este tiempo el Señor puso a la tribu de Leví a cargo de llevar el Arca del Pacto del Señor, así como de servir al Señor poniéndose en su presencia, y de pronunciar bendiciones en su nombre, como continúan haciendo hasta hoy.