Salum era hijo de Coré, hijo de Ebiasaf, hijo de Coré. Él y sus parientes, los coreítas, eran responsables de vigilar las entradas del santuario de la misma manera que sus padres se habían encargado de vigilar la entrada de la casa de campaña del Señor.
El pueblo se alejó de las casas de Coré, Datán y Abiram. Dathan y Abiram salieron y se pararon en las entradas de sus tiendas junto con sus esposas, hijos y pequeños.
Entonces le dijo a Coré y a todos los que estaban con él: “Por la mañana el Señor va a demostrar quién es suyo y quién es santo, y permitirá que esa persona se acerque a él. Sólo permitirá que se acerque a él quien él elija.
Estos fueron los descendientes de Simeón por familia: Nemuel, antepasado de la familia Nemuelita; Jamin, antepasado de la familia Jaminita; Jacín, antepasado de la familia Jaquinita;
Vieron lo que hizo, allí mismo entre ustedes, a Dotán y a Abiram, los hijos de Eliab de la tribu de Rubén, cuando la tierra se abrió y se los tragó: sus familias, sus tiendas y todos sus animales.
Los padres no deben ser ejecutados por sus hijos, y los hijos no deben ser ejecutados por sus padres. Cada persona debe ser ejecutada por su propio pecado.