Entonces Balac le dijo a Balaam, “¡Si no puedes darles ninguna maldición, al menos no les des ninguna bendición!”
¡Miren! Los israelitas salen a cazar como una leona; persiguen como un león. No descansan hasta que comen su presa, y beben la sangre de su víctima muerta”.
Pero Balaam respondió: “¿No te he explicado que tengo que hacer todo lo que el Señor me diga?”