Entonces Balac se quejó a Balaam, “¿Qué esesto que me has hecho? Te traje aquí para maldecir a mis enemigos, ¡y ahora mira! ¡Todo lo que has hecho es bendecirlos!”
porque no habían traído comida ni agua cuando se encontraron con los israelitas, sino que habían contratado a Balaam para que les echara una maldición, aunque nuestro Dios convirtió esa maldición en una bendición.
‘Escucha, ha llegado aquí un grupo de gente que ha venido de Egipto. Hay hordas de ellos. Por favor, ven inmediatamente y maldice a esta gente por mí. Tal vez así pueda luchar contra ellos y expulsarlos de mi país’”.
Balac se enfadó con Balaam, y se golpeó los puños. Le dijo a Balaam, “Te traje aquí para maldecir a mis enemigos, ¡y ahora mira! Sigues bendiciéndolos, haciéndolo tres veces.