Entonces el Señor se enfadó con ellos, y se fue.
Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia.
Entonces el Señor se fue cuando terminó de hablar con Abraham, y Abraham se fue a casa.
Entonces me iré y volveré de donde vine, hasta que reconozcan sus faltas, y en su desesperación busquen mi rostro y supliquen mi ayuda”.
No pasó mucho tiempo antes de que la gente empezara a quejarse de lo mucho que estaban sufriendo. Cuando el Señor escuchó lo que decían, se enfadó. El fuego del Señor los quemó, destruyendo algunos que iban por los extremos del campamento.
Moisés escuchó a todas las familias llorando a la entrada de sus tiendas. El Señor se enfadó mucho, y Moisés también se enfadó.