Él era de quien hablaba el profeta Isaías cuando dijo: “Se oye una voz que clama en el desierto: ‘preparen el camino del Señor. Enderecen la senda para él’”.
Anás y Caifás eran los sumos sacerdotes en turno. Este fue el tiempo en que la palabra de Dios vino a Juan, el hijo de Zacarías, quien vivía en el desierto.
Juan dio su testimonio acerca de él, exclamando al pueblo: “Este es del cual yo les hablaba cuando les dije: ‘El que viene después de mi es más importante que yo, porque antes de que yo viviera, ya él existía’”.