“¿Por qué has tramado algo similar contra el pueblo de Dios?” , preguntó la mujer. “Ya que Su Majestad acaba de decidir mi caso por lo que dijo, ¿no se ha condenado a sí mismo porque se niega a traer de vuelta al hijo que desterró?
Todos los que dependen del cumplimiento de la ley están bajo maldición, porque como dice la Escritura: “Maldito es todo aquél que no guarda cuidadosamente todo lo que está escrito en el libro de la ley”.
Sean pacientes unos con otros, perdonen a otros entre ustedes si hay algún agravio de uno contra otro. Así como el Señor los perdonó a ustedes, hagan lo mismo.