Sin embargo, la noticia acerca de Jesús se esparcía cada vez más. Grandes multitudes venían para escuchar a Jesús y para que los sanara de sus enfermedades.
Pero el hombre que había sido sanado se fue y le contó a todos lo que había ocurrido. Como resultado de ello, Jesús ya no podía ir más a las ciudades abiertamente, sino que tenía que quedarse en el campo, donde las personas venían a buscarlo desde todas partes.
Mientras tanto, la multitud había crecido hasta llegar a ser miles, y se empujaban unos a otros. Jesús habló primero con sus discípulos. “Cuídense de la levadura de los Fariseos, de la hipocresía.