Lucas 24:32

Versión Biblia Libre

Los dos discípulos se dijeron el uno al otro: “¿Acaso no ardían nuestros pensamientos cuando él nos hablaba y nos explicaba las Escrituras?”

Referencias Cruzadas

Salmos 104:34

Ojalá el Señor se plazca con mis pensamientos porque me alegro en el Señor.

Salmos 39:3

Pero mi mente quemaba como si estuviera en llamas; tenía que decir lo que pensaba:

Proverbios 27:17

Una hoja de hierro se afila con una herramienta de hierro. De la misma manera, la mente de una persona se moldea con la mente de otra.

Proverbios 27:9

El perfume y los aceites perfumados te harán sentir contento, pero el buen consejo de un amigo es aún mejor.

Isaías 50:4

El Señor Dios me ha dado la capacidad de enseñar a otros, de saber animar con una palabra a los que están agotados. Él me despierta cada mañana; me ayuda a escuchar como discípulo.

Jeremías 15:16

Cuando recibí tus mensajes, los devoré. Lo que dijiste me hizo muy feliz, me encantó. Te pertenezco, Señor Dios Todopoderoso.

Jeremías 20:9

Si me digo a mí mismo: “No hablaré más de él, ni siquiera mencionaré su nombre”, entonces su mensaje es como un fuego atrapado dentro de mí, que me quema por dentro. Me estoy cansando de aguantar. Simplemente no puedo ganar.

Jeremías 23:29

¿No arde mi palabra como el fuego? pregunta el Señor. ¿No es como un martillo que rompe una roca?

Marcos 4:34

De hecho, cuando hablaba públicamente solo usaba relatos, pero en privado él les explicaba todas las cosas a sus discípulos.

Lucas 24:45

Luego abrió sus mentes para que pudieran entender las Escrituras.

Juan 6:63

El Espíritu da vida; el cuerpo físico no sirve para nada. ¡Las palabras que les he dicho son Espíritu y son vida!

Hechos 28:23

Entonces concertaron una cita para reunirse con él. Y ese día muchos fueron al lugar donde él estaba. Y Pablo les enseñaba desde la mañana hasta la noche, hablándoles sobre Jesús y sobre el reino de Dios. Trataba de convencerlos acerca de Jesús, usando los escritos de la ley de Moisés y los profetas.

Hebreos 4:12

Pues la palabra de Dios es viva y eficaz, y más afilada que espada de dos filos, que penetra hasta separar la vida y el aliento, así como los tendones y los tuétanos, juzgando los pensamientos y las intenciones de la mente.