La gente estaba allí y miraba, y los líderes se burlaban de Jesús: “Salvó a otros, entonces que se salve a sí mismo si es realmente el Mesías de Dios, el Escogido”, decían.
“¿Qué es verdad?” preguntó Pilato. Habiendo dicho esto, Pilato regresó afuera, donde estaban los judíos, y les dijo: “Yo no lo encuentro culpable de ningún crimen.
La gente que vivía en Jerusalén y sus líderes no reconocieron a Jesús ni entendieron las palabras que los profetas habían dicho y que leen cada sábado. ¡De hecho, ellos mismos cumplieron las palabras proféticas al condenarlo!