Los jefes de los sacerdotes y los maestros religiosos estaban allí, acusándolo con rabia.
Pero cuando el jefe de los sacerdotes y los ancianos presentaron cargos contra él, Jesús no respondió.
Cuando Jesús se iba, los maestros religiosos y los Fariseos comenzaron a atacarlo duramente, haciéndole preguntas para provocarlo.
Herodes y sus soldados trataron a Jesús con menosprecio y se burlaban de él. Colocaron una túnica real sobre él y lo enviaron de vuelta donde Pilato.
Allí comenzaron a acusarlo. “Encontramos a este hombre engañando a nuestra nación, diciéndole a la gente que no pagara los impuestos al César, y declarándose a sí mismo como el Mesías, como un rey”, dijeron.
Pero ellos insistieron, diciendo: “Está incitando una rebelión por toda Judea con sus enseñanzas, desde Galilea hasta aquí en Jerusalén”.
Entonces le hizo muchas preguntas a Jesús, pero Jesús no respondió nada en absoluto.
Nos dimos cuenta de que este hombre es una verdadera peste, levantando rebeliones entre los judíos, y es cabecilla de la secta nazarena.