Ese día, sus pies estarán sobre el monte de los olivos, que da la cara a Jerusalén, hacia el Este. El Monte de los Olivos se partirá en dos, la mitad hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur, creando un valle amplio de Este a Oeste.
Entonces Jesús y sus discípulos fueron a Jerusalén. Cuando se acercaban, llegaron a la aldea de Betfagé sobre el Monte de los Olivos. Entonces Jesús envió a dos discípulos para que se adelantaran,
Entonces Jesús le dijo a la turba: “¿Han venido con espadas y palos para arrestarme como si yo fuese algún criminal? Todos los días me sentaba en el Templo a enseñarles y en ese momento no me arrestaron.
Cuando se aproximaba a Jerusalén, justo en el sitio donde el camino empieza a descender desde Monte de los Olivos, la multitud de discípulos comenzó a gritar alabanzas a Dios a toda voz, por todos los milagros que habían visto.