Si ustedes fueran parte de este mundo, el mundo los amaría como parte suya. Pero ustedes no son parte del mundo, y yo los separé del mundo—por eso el mundo los odia.
Por lo tanto valoro las debilidades, los insultos, los problemas, las persecuciones y las dificultades que sufro por causa de Cristo. ¡Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte!