“Si no te alcanza para comprar dos tórtolas o dos pichones, puedes traer un décimo de efa de la mejor harina como ofrenda por el pecado. No le pongas aceite de oliva o incienso, porque es una ofrenda por el pecado.
Porque ustedes conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Que aunque era rico, se volvió pobre por ustedes, a fin de que a través de su pobreza ustedes pudieran llegar a ser ricos.