Entonces los que de verdad respetaban al Señor hablaron entre ellos y el Señor escuchó lo que dijeron. Un rollo de memorias fue escrito en su presencia con los nombres de aquellos que respetaban al Señor y que le prestaron atención.
Y en ese momento, llegó donde ellos estaban, y comenzó a alabar a Dios. Y les habló de Jesús a todos los que estaban allí los que esperaban el tiempo en que Dios libertaría a Jerusalén.
“Regresa a casa, y cuéntale a la gente todo lo que Dios ha hecho por ti”, le dijo Jesús. Así que él se fue, contándole a toda la ciudad todo lo que Jesús había hecho por él.