Pero Jesús respondió: “¡Les aseguro que si ellos se callaran, entonces las piedras gritarían!”
¡Qué los cielos canten de alabanza! ¡Qué la tierra sea feliz, que el mar y todo cuanto existe griten de alabanza!
Vivirás feliz, enseñado los caminos de la paz. Las montañas y las colinas celebrarán, cantando a tu lado; y todos los árboles aplaudirán.
Hasta las piedras en la pared gritan en medio de su condena, y las vigas de madera se les unen.
Desde el medio día hasta las tres de la tarde hubo tinieblas en todo el país.
y no se jacten de decirse a ustedes mismos: ‘Abrahán es nuestro padre’. Les digo que Dios podría convertir estas piedras en hijos de Abrahán.
Pero a medida que se acercaba, vio la ciudad y lloró por ella.
Dios condenó a las ciudades de Sodoma y Gomorra a la destrucción total, quemándolas hasta las cenizas, como un ejemplo de lo que sucederá a los que llevan vidas de maldad.