Les digo la verdad: quien no recibe el reino de Dios como lo hace un niño, nunca entrará a él”.
“Les digo la verdad: a menos que cambien su manera de pensar y se vuelvan como niños pequeños, nunca entrarán en el reino de los cielos.
Pero Jesús dijo: “Dejen que los niños vengan a mi. No se lo impidan. ¡El reino de los cielos pertenece a quienes son como ellos!”
Les digo la verdad, y es que todo aquél que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él”.
Pero Jesús llamó a los niños hacia él. “Dejen que los niños vengan a mí”, dijo. “No se lo impidan, porque el reino de Dios le pertenece a los que son como ellos.
Hermanos y hermanas, no piensen como niños. Sean inocentes como niños pequeños en lo que se refiere al mal, pero sean adultos en su comprensión.
Vivan como hijos obedientes. No se permitan a ustedes mismos ser moldeados por sus antiguos deseos pecaminosos, cuando no conocían algo mejor.
Deben volverse como bebés recién nacidos que solo quieren leche espiritual pura, para que puedan crecer en la salvación