Entonces Jesús le dijo al hombre: “Levántate y sigue tu camino. Tu fe te ha sanado”.
Jesús se dio vuelta y la vio. “Alégrate hija, pues tu confianza en mi te ha sanado”, le dijo. Y la mujer fue sanada de inmediato.
“Puedes irte. Tu confianza en mí te ha sanado”. De inmediato Bartimeo pudo ver y siguió a Jesús por el camino que iba.
“Hija mía, tu confianza en mí te ha sanado. Vete en paz. Has sido completamente sanada de tu enfermedad”, le dijo Jesús.
“¡Entonces recibe la vista!” le dijo Jesús. “Tu fe en mí te ha sanado”.
Pero Jesús le dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado, vete en paz”.
Jesús le dijo: “Hija, tu fe te ha sanado, vete en paz”.