Entonces Mardoqueo salió del rey, vestido con ropas reales de azul y blanco, con una gran corona de oro y un manto de púrpura de lino fino. La ciudad de Susa gritó de alegría.
“Llevabas joyas de oro y plata, y tus ropas eran de lino fino, de telas costosas y de telas bordadas. Comiste pan hecho con la mejor harina, y miel y aceite de oliva. Te embelleciste aún más y te convertiste en una reina.
Los pecados de tu hermana Sodoma fueron estos: Ella y sus hijas eran orgullosas, codiciosas y perezosas. No ayudaron a los pobres ni a los necesitados.
Hicieron tu vela con el mejor lino de Egipto; ésta fue tu bandera que todos reconocieron. Con telas teñidas de azul y púrpura de las costas de Elisa hicieron tus toldos.
Cualquier hombre que se divorcia de su esposa y se casa con otra mujer, comete adulterio, y el hombre que se casa con una mujer divorciada, comete adulterio.
La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y vestía prendas de oro, joyas y perlas. En su mano sostenía una copa de oro llena de cosas obscenas y de su inmoralidad repulsiva.
Devuélvanle la misma medida de su jactancia y su lujuria en angustia y dolor. Ella decía para sí: ‘Yo reino como una reina. No soy viuda; nunca tendré de qué lamentarme’.
El peso de los pendientes que recibió Gedeón era de 1.700 siclos, sin incluir los adornos, sino los colgantes y las prendas de color púrpura que llevaban los reyes madianitas ni las cadenas que llevaban al cuello de sus camellos.