Los recaudadores de impuestos y otros “pecadores” a menudo solían venir a escuchar a Jesús.
“Pero si alguien malvado deja de hacer lo malo y hace lo que es justo y correcto, salvará su vida.
Porque si ustedes solamente aman a quienes los aman, ¿qué recompensa tienen por eso? ¿No hacen eso incluso los recaudadores de impuestos?
Porque los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos”.
Cuando oyeron esto, todos—incluyendo los cobradores de impuestos—siguieron lo que Dios dijo que era lo correcto, pues habían sido bautizados por Juan.
Pues cuando se introdujo la ley, el pecado se hizo más evidente. ¡Pero aunque el pecado se volvió más evidente, la gracia se volvió más evidente aun!
Este es un dicho confiable que todos deberían aceptar: “Jesucristo vino a este mundo para salvar a los pecadores”, y yo soy el peor de ellos.