Entonces Jesús les dijo: “Si de repente su buey se cayera en un pozo el día sábado, ¿no tratarían de sacarlo inmediatamente?”
“Esto es lo que significa, Su Majestad, y lo que el Altísimo ha decretado que le sucederá a mi señor el rey.
Pero el Señor le respondió: “¡Hipócrita! ¿Acaso todos ustedes no atan y desatan su buey o asno del establo y lo llevan a beber agua?
Pero se quedaron en silencio. Jesús tocó al hombre, lo sanó, y lo despidió.