Aparte de eso, hay un gran abismo que nos separa. Ninguno que quisiera cruzar de aquí hacia allá podría hacerlo, y nadie puede cruzar de allá hacia acá’.
Seguimos agradeciendo a Dios por ustedes, hermanos y hermanas, pues es lo menos que podemos hacer. Es lo que debemos hacer porque su fe en Dios está floreciendo, y el amor que todos ustedes tienen unos por otros aumenta cada vez más.