Al hacer esto, ustedes son testigos que muestran estar de acuerdo con lo que sus padres hicieron. ¡Ellos mataron a los profetas, y ustedes construyeron sus tumbas!
Pero ellos ridiculizaban a los mensajeros de Dios, despreciaban sus advertencias y se burlaban de sus profetas, hasta que la ira del Señor contra su pueblo fue provocada a tal punto que no pudo ser contenida.
Ustedes preguntan: ‘¿Por qué no ha de pagar el hijo por los pecados de su padre?’ Si el hijo ha hecho lo justo y lo correcto, cumpliendo todas mis leyes, entonces vivirá, no será castigado.
“¡Qué desastre viene sobre ustedes, maestros religiosos y Fariseos hipócritas! Son como sepulcros blanqueados, que se ven bien por fuera, pero por dentro están llenos de esqueletos y todo tipo de putrefacción.
Aunque conocen claramente la voluntad de Dios, hacen cosas que merecen la muerte. Y no solo hacen estas cosas sino que apoyan a otros para que las hagan.
Entonces Josué advirtió al pueblo: “Hoy se han convertido en testigos contra ustedes mismos al decir que han elegido adorar al Señor”. “Sí, somos testigos”, respondió el pueblo.