“¡No, será tu esposa Sara quien te dará un hijo!” respondió Dios. “Lo llamarás Isaac. Yo guardaré mi pacto con él y con sus descendientes como un pacto eterno.
Yo te prometo guardar mi pacto contigo, y con tus descendientes, por todas las generaciones futuras. Este es un pacto eterno. Yo siempre seré tu Dios y el Dios de tus descendientes.
Yo haré que tu descendencia sea tan numerosa como las estrellas del cielo, y les daré todas estas tierras. Todas las naciones de la tierra serán benditas por tus descendientes,
Tus descendientes serán tantos como el polvo de la tierra, y se esparcirán de oriente a occidente, y de norte a sur. Todos sobre la tierra serán benditos por tus descendientes.