y entonces yo también decidí que como he seguido estas cosas muy cuidadosamente desde el principio, sería una buena idea escribir un relato fiel de todo lo que había ocurrido.
Señor y Dios mío, has hecho tantas cosas maravillosas por nosotros, y nos tienes tantos planes preparados. Nadie se compara contigo. Quiero decirles a todos las cosas que has hecho, las bendiciones son tantas que ni las puedo contar.
El Maestro no sólo era un hombre sabio, sino que también enseñaba lo que sabía a los demás. Pensaba en muchos proverbios, los estudiaba y los ordenaba.
En cuanto a nuestro hermano Apolo: le insistí en que fuera a verlos junto con los otros creyentes, pero no tenía disposición de ir en el momento. Él irá a visitarlos cuando tenga la oportunidad de hacerlo.
Si enseñas estas cosas a los hermanos y a las hermanas, serás un buen ministro de Cristo Jesús. Te fortalecerás por la fe en la verdad, y en la buena enseñanza que has seguido.