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Referencias Cruzadas
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Levítico 21:10

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“El sumo sacerdote tiene el lugar más alto entre los otros sacerdotes. Ha sido ungido con aceite de oliva vertido en su cabeza y ha sido ordenado para llevar la ropa sacerdotal. No debe dejar su pelo despeinado ni rasgar su ropa.

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18 Referencias Cruzadas  

Entonces Jacob rasgó sus ropas en señal de lamento y se vistió con un saco. Lloró la muerte de su hijo durante mucho tiempo.

David siguió su camino hacia el Monte de los Olivos, llorando mientras lo hacía. Llevaba la cabeza cubierta y caminaba descalzo. Toda la gente que lo acompañaba se cubría la cabeza, llorando a su paso.

Mardoqueo regresó a la puerta del palacio, pero Amán corrió a su casa, llorando y cubriendo su cabeza de vergüenza.

Entonces Job se levantó y se rasgó la túnica. Entonces se cortó el pelo y se postró en el suelo en señal de adoración.

Es tan precioso como el aceite utilizado para ungir a Aarón, deslizándose desde su cabeza hasta su barba, y sobre sus vestiduras.

Luego usa el aceite de la unción para ungirlo, vertiéndolo sobre su cabeza.

Llora en silencio. No hagas ningún ritual por el muerto. Vístete normalmente: ponte el turbante y ponte las sandalias en los pies. No te tapes la cara y no comas el pan que usan los dolientes”.

“Cualquiera que tenga tales enfermedades debe usar desgarrada y dejar que su cabello permanezca despeinado. Debe cubrirse la cara y gritar: ‘¡Inmundo, inmundo!’

El sacerdote que es ungido y dedicado a suceder a su padre como sumo sacerdote llevará a cabo la ceremonia de hacer las cosas bien, y se pondrá las ropas de lino sagrado.

“Si es el Sumo Sacerdote quien peca y trae la culpa sobre todos, debe presentar al Señor un novillo sin defectos como ofrenda por su pecado.

Moisés derramó parte del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón para ungirlo y dedicarlo.

El tribunal debe proteger al asesino de ser atacado por el vengador y debe devolverlo a la ciudad santuario a la que corrió, y debe permanecer allí hasta la muerte del sumo sacerdote, que fue ungido con el óleo santo.

Incluso si es su padre, madre, hermano o hermana los que han muerto, no deben ensuciarse, porque su pelo sin cortar anuncia su dedicación a Dios.

Entonces el sumo sacerdote rasgó su ropa, y dijo: “¡Está diciendo blasfemia! ¿Para qué necesitamos testigos? ¡Miren, ustedes mismos han escuchado su blasfemia!




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