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Referencias Cruzadas
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Levítico 20:8

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Guarden mis reglas y pónganlas en práctica. Yo soy el Señor que los santifica.

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19 Referencias Cruzadas  

“Dile a los israelitas, ‘Es absolutamente esencial que guarden mis sábados. El sábado será una señal entre ustedes y yo para las generaciones futuras, para que sepan que yo soy el Señor que los santifica.

También les di mis sábados para que fueran una señal entre ellos y yo, para que reconocieran que yo soy el Señor que los santifica.

Las naciones reconocerán que yo soy el Señor que bendice a Israel, cuando mi santuario esté con ellos para siempre”.

“¡Haz lo que te digo! No hagas que diferentes tipos de ganado se reproduzcan juntos. No siembren sus campos con dos tipos diferentes de semillas. No uses ropa confeccionada con dos materiales distintos.

“Guarda todas mis reglas y regulaciones, y asegúrate de que las sigues. Yo soy el Señor”.

Ustedes serán santos para mí porque yo soy santo. Yo soy el Señor, y los he hecho un pueblo distinto de todas las demás naciones. Ustedes me pertenecen.

Lo considerarán santo porque presenta las ofrendas de comida a su Dios. Él será santo para ti, porque yo soy santo. Yo soy el Señor, y te elegícomomi pueblo especial.

No deshonres mi santo nombre. Seré santo ante tus ojos. Yo soy el Señor que tesantifica.

Porque los que hacen la voluntad de mi Padre celestial, ¡ellos son mi hermano, mi hermana y mi madre!”

¿Qué es más importante: el oro o el Templo que santifica el oro?

De manera que cualquiera que desprecia el mandamiento menos importante, y enseña a las personas a hacer lo mismo, será considerado como el menos importante en el reino de los cielos; pero cualquiera que practica y enseña los mandamientos será considerado grande en el reino de los cielos.

Todo aquél que escucha las palabras que yo digo, y las sigue, es como el hombre sabio que construyó su casa sobre la roca sólida.

Ahora que ustedes entienden estas cosas, serán benditos si las hacen.

Es por él que ustedes viven en Jesucristo, a quien Dios puso como sabiduría para nosotros. Él nos hace justos y nos hace libres.

Que el mismo Dios de paz los santifique por completo, y que todo su ser—cuerpo, mente y espíritu—permanezca irreprochable para el regreso de nuestro Señor Jesucristo.

Pero nosotros no tenemos más que agradecer a Dios por ustedes, hermanos y hermanas amados por el Señor, porque Dios los escogió desde el principio para ser salvos mediante el Espíritu que los justifica al creer en la verdad.

Hagan, más bien, lo que dice la palabra. No escuchen solamente ni se engañen ustedes mismos.

Benditos los que lavan sus túnicas para tener derecho al árbol de la vida, y para poder entrar a la ciudad por las puertas.




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