“No deben seguir ofreciendo sus sacrificios al diablo de las cabras con el que han actuado como prostitutas. Esta es una regulación para todos los tiempos y para todas las generaciones futuras.
Enel Tabernáculo de Reunión, fuera del velo delante del Testimonio, Aarón y sus hijos mantendrán las lámparas encendidas en presencia del Señor desde la tarde hasta la mañana. Este requisito debe ser observado por los israelitas durante todas las generaciones.
Han abandonado rápidamente el camino que les ordené seguir. Se han hecho un ídolo de metal con forma de becerro, inclinándose ante él en adoración y ofreciéndole sacrificios. Dicen: ‘Estos son los dioses que los sacaron de la tierra de Egipto’”.
“Asegúrense de no hacer un acuerdode paz con el pueblo que habita enesa tierra, porque cuando se prostituyen adorando y sacrificándose a sus dioses, los invitarán a unirse a ellos, y comerás de sus sacrificios paganos.
Si un hombre se divorcia de su mujer y ella se va y se casa con otro, ¿podría este hombre volver con ella? ¿No quedaría el país totalmente impuro por ello? Pero ustedes han hecho algo peor al prostituirse con muchos amantes, ¿y ahora quieren volver a mí? declara el Señor.
“No dejó la prostitución que había iniciado en Egipto: los hombres se acostaban con ella cuando era joven, estrujaban sus pechos vírgenes y la utilizaban para satisfacer su apetito sexual.
Los repudiaré a ellos y a su familia, y los expulsaré de su pueblo, y no sólo a ellos, sino a todos los que los sigan en la prostitución espiritual con Moloc.
El dios de este mundo ha cegado las mentes de los que no creen en Dios. Ellos no pueden ver la luz de la buena noticia de la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios.
El Señor le dijo a Moisés, “Te unirás a tus ancestros en la muerte, y este pueblo se prostituirá adorando a los dioses extranjeros del país en el que están por entrar. Me abandonarán y romperán el pact que he hecho con ellos.
Pero el resto de la humanidad que no murió por estas plagas no se arrepintió de lo que estaba haciendo. No dejaron de adorar demonios ni ídolos de oro, plata, bronce y piedra, que no pueden oír ni caminar.