“Cualquier israelita o extranjero que viva entre ellos y que cace y mate un animal salvaje o un pájaro que esté permitido comer, debe drenar la sangre de su cuerpo y cubrirlo con tierra,
Porque la sangre que ella derramó está todavía dentro de la ciudad. La derramó abiertamente sobre la roca desnuda; ni siquiera la derramó en el suelo ni la cubrió con tierra.