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Referencias Cruzadas
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Levítico 12:8

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“Si una mujer no puede permitirse traer un cordero, debe traer dos tórtolas o dos pichones. Una es para el holocausto y la otra para la ofrenda de purificación. El sacerdote las ofrecerá para purificarla, y ella quedará limpia”.

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14 Referencias Cruzadas  

“Si tu ofrenda al Señor es un holocausto de pájaros, debes ofrecer una tórtola o una paloma joven.

El sacerdote las presentará al Señor para purificarla y que quede limpia de su sangrado. Estas son las normas para una mujer después de haber tenido un hijo o una hija.

El Señor le dijo a Moisés y a Aarón:

“Pero los que son pobres y no pueden pagar estas ofrendas deben traer un cordero macho como ofrenda de culpa para ser agitado para hacerlos rectos, junto con una décima parte de la mejor harina mezclada con aceite de oliva para una ofrenda de grano, un tronco de aceite de oliva,

y dos tórtolas o dos pichones de paloma, lo que puedan pagar. Una se usará como ofrenda por el pecado y la otra como holocausto.

Al octavo día debe tomar dos tórtolas o dos pichones, presentarse ante el Señor a la entrada del Tabernáculo de Reunión y entregárselos al sacerdote.

El sacerdote las sacrificará, una como ofrenda por el pecado y la otra como holocausto. Así es como el sacerdote pondrá al hombre delante del Señor por su descarga.

Al octavo día debe tomar dos tórtolas o dos pichones, presentarse ante el Señor a la entrada del Tabernáculo de Reunión y entregarlos al sacerdote.

Quemará toda su grasa en el altar como la grasa de las ofrendas de paz. De esta manera el sacerdote expiará el pecado del hombre y será perdonado.

“Si no te alcanza para comprar dos tórtolas o dos pichones, puedes traer un décimo de efa de la mejor harina como ofrenda por el pecado. No le pongas aceite de oliva o incienso, porque es una ofrenda por el pecado.

Si no te alcanza para comprar un cordero, puedes ofrecer al Señor como compensación por tu pecado dos tórtolas o dos palomas jóvenes, una como ofrenda por el pecado y otra como holocausto.

Jesús entró al Templo, y sacó de allí a todas las personas que estaban comprando y vendiendo. Volteó las mesas de los cambistas y las sillas de los vendedores de palomas.

Porque ustedes conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Que aunque era rico, se volvió pobre por ustedes, a fin de que a través de su pobreza ustedes pudieran llegar a ser ricos.




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