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Referencias Cruzadas
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Levítico 12:6

Versión Biblia Libre

Una vez que el tiempo de purificación haya terminado para un hijo o una hija, la mujer debe traer un cordero de un año como ofrenda quemada y una paloma joven o una tórtola como ofrenda de purificación. Debe llevar sus ofrendas al sacerdote a la entrada del Tabernáculo de Reunión.

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15 Referencias Cruzadas  

Entonces el Señor me dijo: “Tráeme una vaca, una cabray un carnero, todos de tres años de edad, y además una paloma adulta y una paloma joven”.

Toda mujer que quede embarazada y tenga un niño, será impura durante una semana, de la misma manera que es impura durante su período.

Si una mujer tiene una hija, estará impura durante dos semanas, de la misma manera que lo está durante su período menstrual. La mujer debe esperar otros sesenta y seis días para la purificación de su sangre.

El sacerdote las presentará al Señor para purificarla y que quede limpia de su sangrado. Estas son las normas para una mujer después de haber tenido un hijo o una hija.

y dos tórtolas o dos pichones de paloma, lo que puedan pagar. Una se usará como ofrenda por el pecado y la otra como holocausto.

Al octavo día debe tomar dos tórtolas o dos pichones, presentarse ante el Señor a la entrada del Tabernáculo de Reunión y entregárselos al sacerdote.

Al octavo día debe tomar dos tórtolas o dos pichones, presentarse ante el Señor a la entrada del Tabernáculo de Reunión y entregarlos al sacerdote.

El octavo día llevarán dos tórtolas o dos pichones al sacerdote que está a la entrada del Tabernáculo de Reunión.

Cuando terminó el tiempo de su purificación, conforme a la ley de Moisés, José y María lo llevaron a Jerusalén para presentárselo al Señor,

Al día siguiente, Juan vio que Jesús se acercaba a él, y dijo: “¡Miren, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!

Dios hizo que Jesús, quien nunca pecó, experimentara las consecuencias del pecado para que nosotros pudiéramos tener un carácter recto, así como Dios es recto.

Él es justamente el sumo sacerdote que necesitamos: santo y sin falta, puro y apartado de los pecadores, y con un lugar en lo más alto de los cielos.




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